viernes, 9 de diciembre de 2011

Reparaciones de elementos mecánicos con herramienta básica de carrocero.

 TRABAJOS EN LA ESTRUCTURA
Puesto que la carrocería del automóvil va a ser
el objeto en el que vamos a realizar todos
nuestros trabajos de modificación y reparación,
buena norma será que comencemos por conocer
la generalidad de esta parte importantísima del         automóvil. Para ello, lo mejor va a ser separar
por completo de los órganos mecánicos que en la
práctica la acompañan y así, en la figura 1,
tenemos una vista de una carrocería propia de un
automóvil. En este dibujo faltan las puertas para
una mejor observación del piso de la carrocería.
También faltan los cristales (vidrios) y la tapa
del capó, así como la pieza frontal que
constituye la calandria (máscara).
El conjunto de la carrocería forma, pues, la pieza básica de soporte de todos los elementos del
automóvil que hallan sus anclajes en diferentes puntos de la carrocería, de modo que ésta debe
soportar todos los esfuerzos que el peso arrastrado y la velocidad originan.

La carrocería debe tener el menor peso posible, pero
a su vez debe hallarse muy reforzada para absorber los
golpes que puede recibir durante un accidente. Por ello los constructores han estudiado la formación de
perfiles de plancha que resulten lo más sólidos posible
frente a los golpes. Así, perfiles como el mostrado en
 la figura 2 son corrientes en las carrocerías modernas.
Con ellos aumenta la resistencia a la deformación a la
vez que se permite utilizar planchas de acero de menor
grosor para una igual resistencia, lo que hace que el
automóvil sea menos pesado e igualmente seguro.
Como quiera que en los trabajos que nosotros vamos
a realizar en la carrocería, solamente vamos a
ocuparnos en las planchas exteriores de revestimiento.
Todo lo que constituye 1a estructura de la carrocería
tiene aquí solamente la finalidad de ponernos en
antecedentes del lugar donde las planchas de
revestimiento van montadas.

Como quiera que será necesario referirnos con frecuencia a estas planchas vamos a analizar en la
figura 3 un despiece general de las planchas de revestimiento corrientes, debidamente numeradas,
para conocer el nombre que reciben. Conocer esta nomenclatura es importante para entender, en lo
sucesivo, qué es cada cosa y la disposición que ocupan en el conjunto de la carrocería.


En la figura 3 citada hemos de destacar las piezas de revestimiento más importantes. Por ejemplo
en, 1 nos encontramos con el capó que cubre la parte superior del motor. Esta plancha lleva un
refuerzo interno y va provista de bisagras para que pueda abrirse o cerrarse y tener de este modo
acceso al motor. En 2 tenemos el conjunto de la aleta delantera izquierda (tapabarro) que cubre la
rueda mientras en 3 y 4 tenemos todo el panel costal (lateral) para carrocerías de dos y cuatro ruedas
respectivamente. La puerta la tenemos en 5 y en 6 la calandra ó calandria (máscara) que consiste en
la protección del radiador y plancha de cierre delantero con ubicación de los faros o seal beam. Por
la parte trasera nos encontramos con el portón de cierre trasero o maletero (7) que en este tipo de
carrocería es una puerta trasera más. En 8 nos encontramos con la plancha trasera de cierre y
sujeción del parachoques, mientras en 9 tenemos el techo que constituye la parte superior de la
carrocería. En este ejemplo podemos ver que se trata de un techo corredizo o desplazable (también
conocido con el nombre de techo solar “Sunroof”) mediante el cual se permite una entrada adicional
de aire para ventilación durante el verano. El marco de este techo lo tenemos en 10. Otra pieza
importante está formada por el panel de portainstrumentos (11) que va unida al salpicadero y
constituye el conjunto de plancha de separación entre el habitáculo de los pasajeros y el capó
delantero. Por último hay que destacar también el llamado pilar central (12) que ocupa la parte
media del panel costal y forma, a la vez que el marco de las puertas, un pilar de sujeción de este
panel de plancha entre el techo y el suelo de la carrocería.
El resto de las piezas dibujadas en esta citada figura 3 corresponden a pequeñas piezas de refuerzo,
soporte o sujeción de las piezas más grandes que se acaban de definir.
Nuestros trabajos solamente podrán llevarse a cabo en aquellas zonas de plancha (lata) que no
afecten a la estructura de la carrocería, es decir, solamente vamos a ocuparnos de abolladuras y
rozaduras o rayaduras con las que se hayan afectado a las planchas de revestimiento. Para ello
tendremos que adquirir los suficientes elementos de juicio sobre la naturaleza de los golpes que una
carrocería puede recibir en el sentido de que muchas veces, golpes aparentemente poco importantes,
pueden afectar a la parte de la estructura de modo que su trabajo de reparación resulta indispensable
que sea realizado en un taller en el que se disponga de los suficientes aparatos de medición y
comprobación, además de las herramientas especiales y de soldadura adecuadas para el enderezado
de la pieza doblada o bien para efectuar su sustitución.

 En general, todos aquellos golpes cercanos a los puntos de sustentación del motor y muy
particularmente de la suspensión y de las ruedas pueden ocasionar desviaciones de los puntos de
anclaje que conviertan al automóvil en inseguro y peligroso durante la marcha normal en carretera.
En estos casos para nada va a servir disimular el golpe restableciendo las formas del panel exterior
o plancha de revestimiento (cosa no siempre posible, sin embargo) pues con ello nos habremos
evitado el mal mayor que se encuentra en la desviación de la estructura y que se hará patente por un
desgaste rápido y anormal de los neumáticos, por mal control del automóvil en marcha, o por otros
defectos que pueden acusarse.
Cuando los golpes son superficiales y observando la plancha afectada se ve que no han
comprometido a ninguna de las partes de la estructura a la que se hallan unidas por soldadura o por
fijación y atornillado, es cuando podremos poner en práctica los conocimientos que se van a dar a
continuación, con la seguridad de que podremos llegar a restablecer las formas originales y que el
automóvil quedará en condiciones de seguridad para su conducción habitual.
El análisis visual de las características de un golpe recibido por una carrocería debe cumplir, por lo
tanto, las siguientes condiciones:
1º Aunque el golpe haya sido aparentemente de escasa importancia hay que observar con atención
los puntos en los que la plancha afectada está sujeta a los otros paneles vecinos. Si se observa que
estos paneles han sido estirados por alguna de sus partes o han sufrido deformación hay que
verificar a su vez a qué otras partes de la plancha han afectado.


2º Las abolladuras producidas en las partes más o menos centrales de las planchas de
revestimiento suelen ser de fácil reparación ya que no afectan al resto de sus planchas vecinas.
Nuestro campo de acción lo encontraremos preferentemente en las aletas de protección de las
ruedas (1, en la figura 4), en la plancha de revestimiento de las puertas (2) y en el capó, tanto el
delantero como el trasero (3 y 4 respectivamente). Los golpes en la calandra (5) y en el panel
trasero (6) deberán ser estudiados cuidadosamente pues en estas lonas se encuentran travesaños de
alta resistencia que forman importante parte de la estructura de la carrocería. 
 3º En el caso de abolladuras en las puertas hay
que comprobar que el pilar central no haya
recibido deformación. Si ello es así el trabajo se
tendrá que encomendar a un taller que posea
herramientas neumáticas para el ajuste del marco
de la puerta y conseguir con ello el buen cierre           de la misma. Por supuesto, si el golpe ha sido
muy fuerte y ha deformado el pilar lo suficiente
para que incluso el techo se haya movido, éste es
trabajo de taller.
De acuerdo con estos criterios veamos con
algunas figuras cuáles son aquellas reparaciones
que pueden estar más fácilmente a nuestro
alcance y cuáles son aquellas que no podremos
realizar.

 En la figura 5 tenemos el aspecto que puede presentar una carrocería que ha recibido una
abolladura como consecuencia de un golpe leve. La plancha de revestimiento general no se ve
deformada por ningún otro punto de modo que éste es un trabajo que está perfectamente a nuestro
alcance. Pronto veremos la manera de realizarlo.

Por otro lado, en la figura 6 tenemos otro caso de
unas rayaduras superficiales que pueden repararse sin
mayores problemas ya que no han afectado a otra
parte de plancha que no sea al mismo panel que las
soporta.
Por el contrario tenemos en la figura 7 el
resultado de un golpe que ya no estará a
nuestro alcance su reparación debido a que el                           accidente ha interesado a varias planchas a la
vez y algunas de ellas forman parte de la
misma estructura de la carrocería.

 Una vez vistas todas estas características y condicionamientos pasemos ya sin más a la parte
práctica que es lo que mayormente nos interesa en lo que respecta a los trabajos en la plancha.

 II. HERRAMIENTAS PARA TRABAJOS EN PLANCHAS (LATAS)
Si nos vamos a dedicar a trabajar la plancha de un automóvil, aunque sea de una forma modesta,
para el desabollado de pequeñas zonas, tendremos que contar con la ayuda que nos presten algunas
indispensables herramientas mediante las cuales podamos llevar a cabo los trabajos de este tipo que
se puedan presentar. Vamos a dedicar esta parte al estudio y descripción de las herramientas más
convenientes, destacando en todo momento la mayor o menor importancia que ellas tienen para este
fin. Como se verá, la utilización de herramientas debe hacerse de manera progresiva, de acuerdo
con el tipo de reparaciones que deseemos realizar, pero para asegurar el éxito de la reparación así
como un tiempo razonable de llevarla a cabo es muy conveniente disponer de las herramientas
necesarias para cada caso. Vamos a continuación cuáles son estas herramientas y los consejos
principales que sobre su uso deben tenerse en cuenta.

a) Martillos y mazos
El martillo es una herramienta
fundamental para el desabollado y otros
muchos trabajos en plancha. Ahora bien, el
martillo utilizado en trabajos de este tipo               tiene una forma y características especiales
que lo hacen más idóneo para el trabajo a
que está destinado. En la figura 8
presentamos un martillo típico de planchista
(desabollador) de los llamados "de aplanar".

 Como puede verse dispone de dos cabezas, una circular y otra a veces en forma de bola para
adaptarse mejor a la superficie de la plancha sobre la que se golpee.
Este tipo de martillo debe utilizarse sobre todo articulando la muñeca y no el codo como se hace
en los martillos normales de golpear. Los golpes proporcionados deben ser, por lo tanto,
relativamente suaves, buscándose conseguir golpes más numerosos por minuto pero de menor
potencia. Hay que tener en cuenta que la plancha de revestimiento del automóvil suele ser muy fina
de modo que los golpes violentos tienden a estirarla. Si ello se produce; la plancha no puede
recobrar su posición de origen porque de hecho, al estirarse, ha aumentado la superficie de la parte
afectada. Cuando se utilicen martillos hay que tener en cuenta que golpear fuerte sobre la plancha
tiende a estirarla y luego la conformación de la misma se haría mucho más dificultosa. Hay que
golpear siempre suave pero repetidamente y partiendo del movimiento de la muñeca que resulta
mucho más preciso que el movimiento del codo, mucho más contundente por el brazo de palanca
que origina.
En la figura 9 tenemos tres tipos de mazos que pueden prestarnos también muy buenos servicios.
En A nos encontramos con un mazo de goma dura. Su utilidad se encuentra cuando hay que golpear
sobre superficies frágiles pero que a la vez necesitan de cierto importante esfuerzo para su
colocación o extracción. Por ejemplo, las lunas de cristal (focos) o para el desmontaje de algunas
piezas mecánicas cuyos ejes estén provistos de roscas que podrían deteriorarse, etc. También
pueden utilizarse para golpear sobre plancha.

En B de la figura 9 nos encontramos con el
mazo de plástico que resulta bastante más duro
que el de goma y por lo tanto más efectivo al
golpear sobre la plancha aunque más
comprometido para hacerla sobre el cristal.
Por último tenemos en C de la misma figura 9
un mazo que dispone de una cara de goma
dura y la otra de plástico. Con esta
herramienta se dispone en un solo ejemplar
con las ventajas de los dos citados
anteriormente y es de gran utilidad para el
aficionado.

En general, con los martillos hay que tener algunas precauciones que resultan muy importantes en el
trabajo de desabolladura. Ante todo hay que cuidar que las caras de golpeo se encuentren siempre muy
limpias y sean perfectamente lisas ya que de otro modo marcarían la plancha a desabollar. De acuerdo con
lo dicho se tendrá en cuenta que con un martillo de aplanar no deberá clavarse nunca un clavo, o
golpear sobre el extremo de un destornillador o de un cincel, tampoco sobre la punta de una lima, o
cualquier otro uso que no sea el estricto de golpear en la lata. Como norma de seguridad cabe
destacar la importancia de que el mango se encuentre perfectamente acoplado a la cabeza para que
ésta no pueda desprenderse durante el uso y causar algún involuntario accidente.

b) Tacos o Tases
Otro tipo de herramientas muy útiles en los
trabajos de chapa está constituido por las tacos,
también conocidas con los nombres de tases,
sufrideras o contraestampas. Se trata de unas
herramientas pasivas manuales de acero forjado,
provistas de forma, para que se golpee entre ellas y
la plancha por zonas más o menos enfrentadas y
facilitar así el retorno de la chapa a su forma
original. En la figura 10 varios tipos de tases se
muestran al lector y en la figura 11 el modo de
utilizar un martillo de aplanar con la contraposición
de una sufridera para aguantar el golpe que el
martillo proporciona.

Este tipo de herramientas tienen un peso den cierta
consideración, entre 1 a 2 Kg., y existen en una
diversidad de formas que se han de elegir según el tipo de abolladura que se tenga que trabajar. Los tipos de tacos que se han visto en la figura 10 son los más corrientes para trabajos en chapa del tipo que se van a explicar en esta guía y las siguientes.
c) Cucharas de desabollar
Este tipo de herramientas, que también se conocen con el nombre de tranchas y, según su forma,
de pata de cabra, tienen una función doble ya que pueden servir para hacer palanca por un lado, y
también para ser utilizadas de la misma forma que una sufridera aunque no aguanta los golpes con
la misma eficacia que éstas.

 En la figura 12 se puede ver varios tipos de estas herramientas. En A tenemos la trancha o cuchara
mientras una paleta doble pata de cabra está señalada en B. Estas herramientas son muy útiles para
alcanzar partes de difícil acceso para otro tipo de herramientas y realizar desde allí palanca para
desabollar la plancha.

d) Limas de desabollador
Para tratar la chapa en su superficie es
muy útil la presencia de una lima de
desabollador, que tiene las características
que pueden verse en la figura 13. En la parte
baja de la figura puedes ver el tipo de
triscado que es propio de estas herramientas
de corte, es decir, la disposición de los
dientes. Su principal cualidad es la precisión
con que puede manejarse debido a la posición
de sus mangos lo que hace que en manos
expertas pueda limar las partes de los perfiles
circulares con toda la exactitud requerida.

 e) Taladrado
Resulta una herramienta muy útil para los trabajos de plancha en general ya que con frecuencia se
tendrán que hacer pequeños orificios en la lata, ya sea para la colocación de molduras, o para otros
muchos usos. Además, un taladrado de mano puede servirnos para hacer sin esfuerzo el lijado de
una parte de la carrocería que se ha desabollado una vez se le han aplicado las masillas para el
alisado de superficies. También puede ser utilizada para trabajos de limpieza, como veremos en su
parte correspondiente, y otros muchos usos.

En la figura 14 tenemos un ejemplo de aplicación de un taladro eléctrico manual, del tipo que nos
estamos refiriendo, al que se le ha aplicado un disco pulidor con el que se está lijando una superficie
que ha sido afectada por una abolladura.




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